ENCUENTRO CON:
Ramón Barce.
PROGRAMA
13,30 h. Coral hablado.
Intérpretes:
Ramón Barce.
Elena Martín.
Paloma Merino.
16,30 h. La nave volante.
(Audición CD. Intérprete Eulàlia Solé)
Nocturno 1. Discutible luna llena.
Nocturno 1. Discutible luna llena.
Nocturno 2. Teoría de Luigi.
Nocturno 3. Teoría de Elena.
Nocturno 4. Paseantes desprevenidos.
Recapitulaciones y desaparición.
17,00 h. Diálogo con el compositor.
Ramón Barce combina en sus haberes la composición musical -ha escrito más de 150 obras- y la creación literaria. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. Sus estudios musicales los llevó a cabo en el Conservatorio de Madrid. Sus primeras composiciones y estrenos datan de 1956. Desde 1960 es colaborador habitual de distintos medios de difusión musicales, así como de Radio Nacional de España. En 1964 fundó junto con otros artistas el grupo ZAJ, impulsor de los primeros happenings en España. En 1965 crea el “sistema de niveles”, una nueva propuesta escalística que utiliza desde entonces en todas sus obras. Fue director de la revista Sonda, fundada en 1967 y dedicada a la música contemporánea. Tiene publicados múltiples ensayos y libros. Autor de la música y guión cromático del cortometraje “Espectro siete”.
Ha recibido diversas distinciones: Premio a la creación musical de la Comunidad Autónoma de Madrid (1991). Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (1996). Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (2001). Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (2003).
La pieza “Coral hablado” se representó por primera vez en 1966 y ha llegado a ser un paradigma estilístico de la vanguardia.
La pieza “Coral hablado” se representó por primera vez en 1966 y ha llegado a ser un paradigma estilístico de la vanguardia.
Ramón Barce, escritor.
“No me queda ninguna posibilidad de enderezar mi vida, es decir, de vivir un poco feliz o al menos despreocupadamente. En realidad es mejor vivir despreocupadamente que ser feliz; quiero decir que ser feliz parece que alude a que se cumplan algunos objetivos que uno más o menos se ha propuesto (o que los demás se han propuesto y uno termina por creerse que son propios); lo que ocurre es que sólo el proponerse unos objetivos representa ya una suma de esfuerzos y de sufrimientos que, cuando se alcanzan los objetivos (suponiendo que se alcancen, cosa que en realidad nunca ocurre), está uno demasiado cansado para disfrutar de ese cumplimiento. Y lo que se hace entonces es fingirse a sí mismo que está uno contento y que la novela terminó felizmente, cuando lo cierto es que, exhausto, no se tiene ya ánimo ni para incorporarse de la butaca. Por todo esto y por algunas cosas más pienso...”
Fragmento de Acmé, en Tiempo de Tinieblas y Algunas Sonrisas (Editorial Alpuerto, 1992).
